Hace muchos años, cuando usaba brakets, mi dentista me besó tras hacer los ajustes y cambiarme las ligas. Me besó. Sentí muy excitante la idea de hacerlo mientras la sala de espera estaba atiborrada de pacientes. La esposa del dentista contestando el teléfono, mientras yo hacía el amor en la silla, antes de torturas, ahora de placer. Tratar de no gemir, solo recibir su sexo, y acabar en 5 minutos muy ardientes. Lo hicimos por varios meses hasta que me aburrió y me quité los brakets.